Con gran emoción y expectativa las niñas y los niños de la Escuela Niño Jesús de Praga, recibieron sus reconocimientos por haber participado en el concurso de cuentos “La Escuela de mis Sueños”, una iniciativa emprendida por la Fundación Educando Niños Felices.

 

Continuando con las actividades de promoción de una educación de calidad para las niñas, los niños y adolescentes de Venezuela, y a propósito de la celebración del día del libro, la Fundación Educando Niños Felices invitó a los estudiantes de la Escuela Niño Jesús de Praga a participar en el concurso de cuentos “La Escuela de mis Sueños”. A través de este concurso, además de estimular la escritura, se animó a los participante a imaginar y compartir su visión sobre la escuela ideal: ¿Dónde está esa escuela? ¿Qué hay en ella? ¿Quiénes asisten? ¿Cómo son los maestros?, ¿Cómo son los estudiantes?, etc.

La convocatoria se organizó en tres categorías: Semillita (de 5 a 7 años), Pre-Junior (8 a 11 años) y Junior (12 a 14 años). En total se recibieron 97 relatos, llenos de sueños y referencias a escuelas soñadas. Hermosas ilustraciones completaron los textos escritos por los pequeños narradores.

Un jurado calificado tuvo la difícil tarea de escoger un ganador por cada categoría. Y aunque todas las niñas y todos los niños fueron reconocidos por su participación, resultaron premiados por sus historias Gabriela Cisneros (6 años), Paolo Bruzzere (11 años) y Diego Hernández (12 años). ¡¡Muchas felicidades!!

Algunas de las descripciones de las escuelas fueron las siguientes:

Dentro de la escuela Manuel pasó los mejores años de su niñez. Con la lectura viajó a muchos lugares, conoció a Venezuela, aprendió nuestra cultura, nuestra música y de nuestros libertadores.

–Gabriela Cisneros

En la Escuela de los Sueños los niños son felices porque no hay discriminación. Sus maestros a diario les dicen que todos son únicos y por eso deben aceptarse como son, haciendo lo que toda la familia hace: apoyarse, ayudarse, respetarse y quererse.

–Paolo Bruzzere

Pero Lucas quería todo lo contrario: un colegio bueno, grande, con canchas, con una excelente educación, con un recreo largo para jugar fútbol.

–Diego Hernández

En la Fundación Educando Niños Felices nos sentimos profundamente agradecidos con los estudiantes que aceptaron la invitación de soñar sobre sus escuelas. Juntos con sus maestras, nos enseñaron, una vez más, que la escuela puede ser un espacio para el desarrollo pleno y la felicidad.