El Colegio Parroquial San Bernardino, ubicado en la avenida Carlos Soublette, de la zona que lleva el mismo nombre, fue fundado hace 47 años. Su principal objetivo es brindar educación desde preescolar a sexto grado a los niños residentes de zonas vulnerables:  Sector Llanos, Los Erasos, Barrio Anauco, entre otras. Mireya Brito su directora, en esta oportunidad, relata su experiencia y cómo “el colegio es un lugar de paz” para hacerle frente a las dificultades.

Mireya Brito posee una licenciatura en Educación de la UCV, una maestría en Orientación de Conducta del Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela y 37 años de experiencia en la docencia. Actualmente, ocupa la posición de directora del Colegio Parroquial San Bernardino, que para la fecha cuenta con una matrícula de más de 230 alumnos y 15 docentes.

La docente reconoce como su principal misión, lograr que los estudiantes se conviertan en mejores personas, con valores cimentados y que puedan convivir en un ambiente de bienestar. “Por eso trabajamos mucho el cooperativismo, la solidaridad, el compartir y eso lleva a los estudiantes a que se conozcan”.

En el Colegio la experiencia de la profesora Brito junto al apoyo de su equipo ha sido de mucha utilidad, se han enfocado en atender y solventar las situaciones propias de una comunidad estudiantil donde al menos el 60% proviene de sectores sociales menos privilegiados y con alto riesgo delictivo.

Brito explicó que la violencia es frecuente en las vivencias de sus alumnos, se manifiesta desde enfrentamientos entre bandas, robos a mano armada hasta situaciones ilegales con familiares, por lo que el colegio es un lugar de paz.

Desde el cuerpo docente, hacen un constante esfuerzo pedagógico para que los estudiantes se alejen de estas situaciones de violencia y no lo visualicen como su proyecto de vida. “Ellos entienden que viven allí porque les tocó pero quieren ser alguien para avanzar y transformar ese lugar”.

A través de la actividad Proyecto de vida se reúnen con los estudiantes, evalúan las situaciones difíciles que les acontece y extraen los aprendizajes con la intención de crecer a través de las experiencias y no en detrimento.

“A todos nos ha tocado ayudar a los estudiantes en sus distintos inconvenientes y en algunos casos hemos traído alimentos para apoyar porque esto es un colegio católico y los valores los practicamos día a día” manifestó.

Programas que fortalecen la educación

La profesora Brito destacó que desde que la Fundación Educando Niños Felices implementó en el colegio el programa Aprendo en un Clic, han mejorado los procesos de aprendizaje y se han fortalecido en el uso de las tecnologías. “Se han hecho grandes avances dentro del colegio con los equipos que nos donaron, desde tabletas hasta las laptops que son utilizadas en clases, han sido de mucha ayuda”.

En relación al Programa Todos a la Escuela, expresó que “el grupo de preescolar se ha beneficiado con útiles escolares en su totalidad, así como otros estudiantes de otros grados que ya tienen sus kits para estudiar y es una inversión menos para el núcleo familiar”.

Agregó que en la actualidad, los docentes buscan las formas de que el colegio sea atendido por los distintos programas que puedan apoyar a los estudiantes.