Suena atractivo utilizar la gamificación en el aula, sin embargo, puede resultar una práctica ajena a tus quehaceres cotidianos, aquí te damos una guía sobre cómo implementarla minimizando riesgos y garantizando resultados exitosos.

Podemos entender la gamificación educativa como una técnica de aprendizaje que se vale de la lógica intrínseca a los juegos, entre ellos, los incentivos positivos, la competitividad, la consecución de reglas definidas y la cooperación; con la finalidad de promover en el alumno, tanto la adquisición de conocimientos como el desarrollo de competencias y valores.

Algunos aseguran que la gamificación es una estrategia eficaz, que permite alcanzar mejores resultados en las calificaciones, además, a diferencia de otras técnicas menos dinámicas, puede desarrollar habilidades manuales y garantizar una mayor cercanía a situaciones reales.

A pesar de todas sus bondades una de las limitaciones para su uso es el desconocimiento sobre cómo aplicarla. A continuación te brindamos algunas sugerencias para que su uso resulte sencillo y exitoso.

  1. Define un objetivo claro, visible y alcanzable; de modo tal que todo el entorno (la puntuación, los premios, los niveles) de la gamificación esté direccionado a su consecución. El objetivo puede ser de aprendizaje o de comportamiento y de corto o largo plazo.
  2. Selecciona el juego. Asegúrate que cuente con los siguientes elementos, que facilitan ver el “dónde estamos”, “cuál es la meta”, la evolución individual y los logros finales.
  • Puntos, es el mecanismo de valoración más conocido y concreto para medir el desempeño de cada uno. Se administran de forma distinta a la cotidiana, se pueden perder o ganar y acumular en función a tareas/niveles que se alcancen.Ranking/Clasificación. Presenta el puntaje en función a la posición alcanzada, permite la comparación entre sí mismo y los demás en momentos específicos, promoviendo así la competitividad.
  • Niveles de dominio o conocimiento. Se organizan en función a objetivos específicos secuenciales o niveles. Se utilizan como mecanismo de motivación.
  • Retos, facilitan la evaluación de aspectos relevantes. Generan entusiasmo y expectativas.
  • Premios, acompañan los niveles o retos. Son probablemente la parte más fundamental del juego. Debe satisfacer las expectativas del jugador. El uso de bonos o premios acumulativos resulta una estrategia altamente motivante.

Del mismo modo, el juego debe adaptarse a la realidad de tu aula, para ello deberás analizar el contexto, los medios disponibles y las características de los alumnos, sus personalidades y los tipos de jugadores que representan.

El juego debe ser atractivo a las preferencias del público al que se dirige y representar un grado de dificultad desafiante pero alcanzable.

Dependiendo de los recursos con los que cuentes puedes utilizar juegos tradicionales como los juegos de cartas, preguntas y respuestas, la oca. Sin embargo, resulta mucho más fructífero, atractivo y enriquecedor el uso de aplicaciones que permiten formular tareas con refuerzos positivos y negativos (ClassCraftClassDojo).

Por otra parte, con imaginación, participación de los mismos jugadores e incorporación de los elementos comentados, también se pueden adaptar juegos de video como avatares para el proceso de instrucción.

No existe un juego ideal o modelo, lo ideal es evaluar las experiencias y juegos disponibles y adaptarlo al objetivo que se persigue.

3. Diseña las reglas, éstas deben ser claras y sencillas. Sirven para delimitar la gamificación y asegurarse de que haya una sana competencia. Existen para ser cumplidas, verifica siempre su observancia y evita cambiarlas, recuerda que con el tiempo las experiencias te permitirán enriquecer la dinámica de gamificación. 

Diseña las reglas, éstas deben ser claras y sencillas. Sirven para delimitar la gamificación y asegurarse de que haya una sana competencia. Existen para ser cumplidas, verifica siempre su observancia y evita cambiarlas, recuerda que con el tiempo las experiencias te permitirán enriquecer la dinámica de gamificación. 

4. Establece una comunicación breve y continua con los estudiantes. En un principio acerca de los objetivos, las reglas, la metodología, los retos y premios. Durante la actividad respecto a los avances y finalmente presenta los resultados y da una retroalimentación de los logros y desempeño. Eso los mantendrá permanentemente conectados con el objetivo de la actividad. Al mismo tiempo asegúrate que lo que comunicas se entienda.

5. Ten en cuenta la evaluación, no sólo a través de los retos y los puntos, sino también del desempeño continuo. Puedes valerte de estrategias como la evaluación silenciosa, la autoevaluación y la coevaluación.

6. Recuerda hacerlo divertido y a la vez educativo, es una dinámica distinta, donde los alumnos deben sentirte seguros e inspirados para alcanzar las metas.