Inicia un nuevo año escolar (2020 – 2021), nos sentimos cansados, angustiados, preocupados, muchos sentimientos encontrados. Lo importante, es hacernos presentes y actuar, es decir, ocuparnos. Por lo que necesitaremos como docentes hacer algo más y algo distinto. No podemos mirar hacia otro lado, y actuar “como si no hubiera pasado nada” pues sí ha pasado y sigue pasando.

En primer lugar, deberemos ser optimistas y trasmitirlo. No será un año fácil, habrá mucha incertidumbre, pero debemos ocuparnos y buscar las mejores soluciones, colocándonos siempre en el lugar del otro.

 Tenemos que transmitir seguridad a nuestros alumnos y también a los padres, motivarlos y a la vez felicitarlos, pues han hecho un gran esfuerzo durante la pandemia. Escucharlos es lo más importante, sus recomendaciones y sugerencias facilitaran el trabajo en equipo, la orientación psicopedagógica será de gran apoyo, el conocer si hay problemas de otra índole en casa: económicos, de salud, entre otros.

Juan Carlos López, en su artículo “Recetas para educar”, menciona Deberemos afrontar con naturalidad esta anormalidad. Ponernos las pilas en enseñanza telemática.

Elegiremos una plataforma,  enseñaremos a alumnos y padres su manejo, nos aseguraremos de que todos los alumnos tengan dispositivos y conexión correcta, y si no, lucharemos para que así sea. Dejar claro las maneras de comunicación con niños y padres: whatsapp, mail, teléfono, mensajes de texto.

Este nuevo año escolar 2020-2021 supone un reto para todos. Tomémosla como un desafío y luchemos por conseguir que sea una buena experiencia, sobre todo para los alumnos. Para un adulto, estos meses “perdidos” son más asimilables; para un niño es tiempo vital en el que se le ha robado correr, jugar, reírse con sus compañeros…. debemos ofrecerle todas las experiencias que podamos para que vuelvan a disfrutar de tener al lado a sus compañeros.